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DISEÑADORES. BRIEFING INTERDISCIPLINARIO. EL DISEÑO Y LA FUNCION, DE LOS ENVASES Y EMBALAJES EN LA INDUSTRIA FARMACEUTICA.


LA TERCERA EDAD, LOS ANCIANOS Y LOS NO VIDENTES

Día a día la industria farmacéutica debe mejorar la presentación y la amigabilidad de los contenedores de los medicamentos a fin de satisfacer las demandas de los consumidores, principalmente al sector de los adultos-mayores.

Durante mucho tiempo los envases existentes en el mercado, se diseñaron pensando en quienes eran mayoría, los consumidores del adulto-joven, sin límites físicos o mentales especiales, con una cierta fuerza física y con un nivel medio de conocimientos técnicos que permitían la manipulación de los envases para los medicamentos. Hoy, las exigencias de los consumidores de la tercera edad produce la necesidad de modificar los diseños.

Por ello debe considerarse en los envases, la ergonomia, su liviandad, la tipografia empleada y textos comprensibles.

COMO DEBE FUNCIONAR UN ENVASE DE MEDICAMENTOS PARA LA TERCERA EDAD.


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera persona de la tercera edad a aquellas que cuenta entre 60 y 75 años de edad y las que superan los 75 años serán consideradas ancianas.

Observaciones realizadas por la OMS, la tendencia poblacional para los siguientes cinco años, la edad promedio de la pirámide poblacional se hallará entre los 40 y 60 años.

En consecuencia se debe considerar la existencia de una población adulta jubilada en los próximos diez o veinte años y los servicios y necesidades que este sector poblacional demandará de acuerdo a sus capacidades.

De ello se deriva que se deberán implementar estrategias empresariales que contemplen este segmento consumidor.

Este tipo de consumidor es más objetivo, más analítico y cauto ante los mensajes del marketing y mantiene una gran amigabilidad o relación directa con el producto, ya que cuenta con tiempo suficiente para leer indicaciones, instrucciones, publicidad, analizando y observando los beneficios ofrecidos y los que en realidad cumple el producto y en su defecto se abstiene.

En los medicamentos su contacto es más directo aún. Un adulto mayor enfermo, está muy atento de su sintomatología, reconoce mejor las sensaciones de alivio y mejoría que le produce.

De igual forma, reconoce las secuelas o ineficacia de un tipo de medicamento y la practicidad o no de su envase.

Es decir mide los beneficios del producto desde el primer contacto con el envase; para muchos, el simple hecho de poseer el medicamento, despertaría una sensación de alivio; más aún cuando en el envase puede encontrar y leer, toda la información para su consumo (el nombre del medicamento y su monodroga, las sustancias o drogas que lo componen, la cantidad exacta que contiene, su fecha de vencimiento o caducidad, su lote, las precauciones y advertencias para su consumo y las indicaciones de cómo actuar frente a reacciones adversas.

En los envases de medicamentos para la tercera edad, el diseño debe contemplar un fácil acceso a la información, la exacta dosificación del producto y que su tipografía sea leíble (evitar aquellas muy pequeñas y/o condensadas, las fantasías, y las caladas que producto de la superposición de colores y los movimientos del material se tapan).

No se debe olvidar que el envase farmacéutico está comprometido con los resultados y beneficios del medicamento que contiene.

Los diferentes tipos de tratamientos, requieren que el envase cumpla con especificaciones muy estrictas, como que su forma física permita una dosificación correcta del contenido, la selección de materiales no reactivos a los componentes del medicamento y la selección de los colores que permitan la preservación del contenido.

En la tercera edad, se debe acceder al contenido en forma suficientemente sencilla, debido a que la gran mayoría de los adultos mayores, poseen discapacidades físicas, como debilidad, problemas motrices y de vision, de comunicación y otros, que hacen que el diseño de producto y envase, sea interdisciplinario y muy cuidadoso.



Un envase inadecuado, puede ocasionar consecuencias fatales.

Por ello se debe considerar las enfermedades físicas que los usuarios del medicamento pueden presentar. Por ejemplo, la discapacidad visual o motriz, les complica el acceso al producto o lo que es peor una ingestión equivocada en su dosificación.

De igual forma, se debe buscar, que los envases sean resistentes y livianos para un mejor manejo.

En este punto, debemos recordar, que la mayoría de los medicamentos que circulan en el mercado farmacéutico están elaborados a partir de componentes orgánicos complejos, es decir su naturaleza química debe mantener una combinación exacta de sus compuestos, ya que ínfimas variaciones lo alteran, y producen cambios significativos en su eficacia.

Debido a ello, los diseñadores, los responsables de los laboratorios medicinales y el fabricante de envases farmacéuticos (briefing interdisciplinario), deben considerar las características de los materiales que utilizarán, a fin de que no provoquen alteraciones químicas que modifiquen su fórmula.

También debe considerarse su resistencia a los cambios climáticos, presión atmosférica, humedad relativa, si requiere cadena de frió e incluso la movilidad en su transporte.

Este es el caso de algunos compuestos químicos en las que casi cualquier factor externo, incluyendo el calor y la luz, producen cambios nocivos en el preparado, transformando los compuestos en sustancias letales. Debido a esto el fabricante farmacéutico, debe considerar las diversas reacciones a su medio ambiente.

Muchos medicamentos, son propensos a la hidrólisis, es decir, algunos grupos químicos de las sustancias que los componen, descomponen sus moléculas en ácidos, alcoholes y otros compuestos, en consecuencia los envases que los contengan deben ser resistentes a la humedad, o tener estar acondicionado en un blister o policlorotrifluoretileno.

El vidrio, es un material noble proporcionando una barrera natural que difícilmente reacciona, pero sólo permite la elaboración de botellas que por sus continuas aperturas y cierres, permiten que la humedad se introduzca, generando una degradación paulatina del producto.

Otros compuestos químicos reaccionan a la oxidación provocada por los cambios de clima propios de cada región. Algunos con una pequeña cantidad de oxigeno, sufren una reacción en cadena, requiriendo los envases ser barrera a la presencia de oxígeno u otros agentes oxidantes.

La luz, por ejemplo, es una fuente de energía y cuando las moléculas orgánicas son expuestas a ella, el nivel de energía molecular se eleva produciendo la rotura de las uniones químicas, generando la degradación de los componentes químicos necesarios para erradicar de la enfermedad. En estos casos el vidrio color ámbar resulta un material idóneo, pues ofrece las mejores condiciones de resistencia a la energía de la luz.

También se han desarrollado algunas aleaciones plásticas como el polietileno naphthalate que, aunque es de color claro, ofrece una buena barrera a la luz y el calor.

La fabricación de los envases no solo deben ser aptos para las exigencias mencionadas, también sus materiales, materias primas y su fabricación deben reunir altos niveles de asepsia y calidad.

Por ello se los debe someter a ensayos que se aseguren su asepsia, evitar que sus materias primas entren en contacto con agentes contaminantes, restringir el uso de plásticos reciclados, someter los plásticos vírgenes a ensayos que permitan determinar que no contengan bajos fragmentos moleculares de prepolímeros y otros.

Estas restricciones han producido que los fabricantes de polímeros, diseñaran resinas especiales para uso farmacéutico, a las que no se les debe añadir ningún aditivo que pueda afectar a los medicamentos contenidos.

La dosificación es un factor importante, ya que posiblemente el consumidor no pueda manipular un envase que requiera realizar diversos pasos para su utilización. También este debe poseer medios de seguridad, que permitan no exponer terceros al peligro de su ingesta o exposición. Ejemplo de ello, son los cierres de seguridad para niños.

Otros medicamentos deben ser administrados en horarios específicos, con variación en los días o manteniendo un control de fechas y días para su administración. Para ello los envases, deben ofrecer la funcionalidad de estas especificaciones, mediante etiquetas o dispositivos que cuenten con indicaciones de días u horarios; su ejemplo son los anticonceptivos, los tratamientos para la diabetes, las afecciones cardiovasculares y ciertos tratamientos de quimioterapia.

Estas innovaciones de diseño (amigabilidad con el consumidor) proporcionan beneficios y satisfacción de quienes los utilizan. No obstante no todo tiene que ver con la modificación de las formas físicas de la presentación del medicamento. Por ejemplo, las tintas termocrómicas que cambian de color con la temperatura, indican cuando un producto ha alcanzado la temperatura de ingesta, para el caso de que el medicamento necesite de refrigeración o exposición al calor, previo a su ingestión.

Existen casos en que los médicos deben llevar a cabo ciertos procedimientos para la aplicación de un tratamiento, como trabajar en un cuarto oscuro o con altas exposiciones a la luz. En estos casos los envases deben ser capaces de ser operados con facilidad y bajo estas condiciones.

Los catéteres deben ser envases de simple manipulación, con etiquetas que no reaccionen a los cambios de temperatura o luz y que permitan ser adosados a aparatos o dispositivos médicos.

Los tamaños de los envases, las tonalidades y la información para la tercera edad responden a una serie de rigurosas demandas, como la respuesta visual que despertará en su ubicación en la estantería, como la aplicación de colores que sean relacionados con afecciones o dolencias específicas.

Debido a ello se debe cuidar que el impacto visual del envase no confunda al consumidor con otro medicamento de apariencia similar. Por ejemplo una solución inyectable, no puede utilizar un envase similar al de un medicamento administrado oralmente, como los jarabes.

La imagen visual debe producir en el paciente-consumidor, confianza y alivio. El uso de colores agresivos o depresivos no se recomienda; Ha sucedido que excelentes productos fracasaron, no por que sus resultados sean deficientes, sino por que el envase no despierta esa comunicación y confianza en el consumidor, que llega a la farmacia, preocupado por su estado e salud.

Es una constante de los laboratorios buscar que el envasado, facilite el uso del producto y ofrezca garantías de higiene y seguridad.
El aumento de la demanda de medicamentos para adultos, ha hecho necesario ofrecer un diseño con una presentación grata a la vista, de fácil acceso a la información del contenido e instrucciones y adecuada ergonomía.

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